9. LAS 12 TRAMPAS – 2ª TRAMPA: DESHONESTIDAD
FALTA DE HONESTIDAD.
– Uno de los problemas más importantes a solucionar durante la rehabilitación es el la mentira, ya que de tanto utilizarla, queda condicionada a nuestra mente como un mecanismo automático que cuesta mucho trabajo manejar.
– En general, las personas adictas nos convertimos en mentirosas consumadas, profesionales del engaño o, en el mejor de los casos, de la verdad a medias, como instrumentos para conseguir las sustancias o efectuar la conducta adictiva de turno, disimular nuestros defectos o justificar lo injustificable.
-Nuestra herramienta más peligrosa es la lengua. Nos volvemos expertos charlatanes. la inseguridad y los complejos nos llevan a desarrollar fantasías compensatorias sobre nuestra persona y vida; fantasías que terminamos por creernos. Mentiras que tienen que ser respaldadas por otras mentiras, hasta tejer una rede de engaños en la que, finalmente, quedamos atrapados. Nos convertimos en personas inmaduras, confusas, desorganizadas y llenas de buenas intenciones que nunca o casi nunca llevamos a cabo.
– Por increíble que parezca, muchas personas adictas en rehabilitación, continúan siendo maestras de la excusa y del pretexto; siguen haciendo promesas que no cumplen; presumen de lo que no tienen; manipulan a los demás; engañan; no respetan sus compromisos; no son sinceros; dicen una cosa y hacen otra. Cuando se meten en este tipo de personaje y nefasta rehabilitación, les gusta mucho decir, y hacen alarde de ello, que mintieron mucho en su pasado activo, pero odian que se les señale que continúan haciéndolo, a pesar de que ya no consuman o se comporten adictivamente.
Es otra cara de la «borrachera seca».
DEL ENGAÑO AL AUTOENGAÑO: NEGACIÓN, PROYECCIÓN Y RACIONALIZACIÓN
– Negadores por naturaleza, vivimos en el autoengaño, racionalizando nuestra conducta y justificando lo injustificable.
NEGACIÓN.
Además de la inmadurez, otro mecanismo psicológico que determina la deshonestidad es la «negación». Las personas adictas somos negadoras por naturaleza. No aceptamos nuestra realidad; ni nuestra realidad adictiva, ni nuestra realidad no adictiva. Esto puede constituir la raíz de esa nefasta tendencia a la deshonestidad.
El engaño a los demás siempre tienen sus raíces en el engaño a nosotros mismos. Vivimos permanentemente auto engañados como consecuencia de la no aceptación de nuestra propia realidad, llegando a creernos nuestras propias mentiras y, en ocasiones, para colmo, sintiéndonos víctimas de los demás por su falta de confianza en nosotros.
PROYECCIÓN
Otra forma de deshonestidad es la «proyección». O lo que es lo mismo, ver en otros nuestros propios defectos, debilidades y carencias. Se trata de un mecanismo de evasión de la realidad propia. Una forma sutil y perversa de la satisfacción de sí mismo que nos permite seguir cómodamente inconscientes de los defectos propios.
RACIONALIZACIÓN
El otro mecanismo de defensa de la adicción es la racionalización. Es decir, justificar con pretextos. Cuando estamos en activo justificamos el porqué consumimos o actuamos. Cuando lo dejamos, justificamos nuestras actitudes en casa, en la calle, en la rehabilitación y en el trabajo.
Justificamos por qué no hemos hecho determinados proyectos o cumplido ciertas promesas. Ya no hay actividad adictiva, pero seguimos fallando, seguimos fracasando, seguimos escamoteándonos el éxito y siempre encontramos algún pretexto para salir bien librados y no aceptar nuestra verdadera responsabilidad.
Precisamente cómo y cuándo decimos la verdad o nos la callamos, puede representar la diferencia entre la auténtica integridad y la falta completa de ella.
Más que la mayoría de la gente, las personas adictas llevamos una vida doble, tenemos mucho de actores. Ante el mundo exterior representamos nuestro papel. Este es el único que nos gusta que se vea. Tratamos de gozar de cierta reputación, pero creemos en lo más íntimo que no nos la merecemos.
Pero bueno, todo lo anterior no quiere decir que la única forma de no padecer una borrachera seca sea practicar una honestidad férrea, absoluta y fundamentalista. Simplemente constituye una realidad de la rehabilitación que es el equilibrio. En la recuperación de la adicción es mejor evitar los perfeccionismos. Cada quien sabe en su interior si está actuando con integridad o no.
Sin embargo, hay que advertir que la mente adicta es traicionera y lleva con frecuencia al auto engaño, por lo que hay que mantener la alerta frente a ella mediante reflexiones diarias de nuestras actitudes.