55. ADICCIONES: REPARACIÓN DE DAÑOS

REPARACIÓN DE LOS DAÑOS CAUSADOS

¿Ante quién ha de responder la persona adicta por los daños ocasionados? ¿Debe pedir perdón a cuántos ofendió en su etapa activa a pesar de todas las consecuencias que ello pueda acarrear?
Un asunto complejo donde los haya. Y una premisa importante: no debería el adicto limpiar su conciencia a costa de ensuciar la de otros. Esto quiere decir que deberá reparar hasta dónde humanamente sea posible todos los daños causados, salvo en aquellos casos en los que hacerlo suponga un perjucio mayor para los dañados o para terceras personas.
 
Un Primer Grupo de reparación prodría ser el formado por los familiares: esposas, maridos, hijos, padres, hermanos… La persona adicta ha sido un huracán que pasó rugiendo por las vidas de todos ellos, causando un daño tan intenso y durante tanto tiempo, que se necesitarán años para repararlo.
En otro estarían los amigos: con un enfoque calmado, franco y abierto, la persona adicta tendrá que afrontar todas aquellas reacciones estemporáneas que corrompieron las buenas relaciones con ellos. Las respuestas del orgullo herido, del resentimiento o a los agravios imaginarios, deberán ser afrontadas y las disculpas presentadas con franqueza y humildad. Y no habrá lugar para la altanería ni el desánimo ante las posibles reacciones adversas que ocasionen las situaciones a las que se verá sometido.
Acreedores, patronos, empleados, instituciones y un posible sin fín de personas ofendidas serán el objetivo del resto de las reparaciones. Y deben ser abordados sin pestañear, con la seguridad de estar dando un paso vital hacia la reintegración en la vida.
 
No obstante, antes de poder determinar el daño que hemos causado a otros, tendremos que entender la causa de nuestra devastación física y moral. La Adicción  es nuestra enfermedad. Es la razón de nuestra deuda; es responsable de nuestro deterioro físico; nos ha acarreado una manera irracional de pensar, una conducta insana y una lastimosa condición emocional.
Tal vez el primer destinatario de las peticiones de perdón debería ser el propio adicto. Debería aclarar cuáles son sus propios daños, tanto orgánicos como físicos y emocionales.
Habrá que hacer una selección de lo realmente importante ya que de lo contrario la lista de reparaciones sería interminable. El olvido también debe tener su propio lugar en la rehabilitación.
Este es el camino hacia la propia estima, hacia la fortaleza y hacia la responsabilidad. En definitiva hacia la rehabilitación.
tfno: 943 37 42 90 –  688 86 15 51
ALCOHÓLIC@S y ADICT@S EN REHABILITACIÓN GIPUZKOA


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