31. LA ADICCIÓN: UNA ENFERMEDAD MENTAL
14 de marzo, 2012
en Blog
LA ENFERMEDAD MENTAL.
La Adicción es una enfermedad mental.
Tod@ adict@ que haga un repaso detallado de su comportamiento podrá observar que, por más inteligente que halla podido ser en otros aspectos de la vida, donde quiera que haya estado implicado el consumo o la conducta adictiva, ese comportamiento ha sido extraordinariamente demente.
Ningún@ verdader@ adict@ se comporta cuerdamente mientras está consumiendo o jugando. El envenenamiento de sustancias, crónico, da por resultado una manera de consumir compulsiva y un comportamiento absolutamente alejado de cualquier conato de cordura.
La fuerza de voluntad resulta absolutamente ineficaz ante estos impulsos de locura temporal. Mientras no se quite la compulsión, la inestabilidad mental provoca serias reservas mentales que impiden atisbo alguno de rehabilitación.
Nuestra falta de autocrítica hace fracasar cualquier evaluación honrada de la enfermedad. El empleo del término «sano juicio» ofende nuestro falso orgullo. Podemos llegar a aceptar que tenemos algún problema con el consumo o el comportamiento, pero nos rebelamos en cuanto se toca el tema de la enfermedad mental.
La mayor parte de nosotr@s solamente nos comportamos demencialmente durante los periodos de actividad adictiva. Claro está que esta es una práctica común entre quienes consumen o se comportan adictivamente en exceso, la diferencia estriba en que l@s adict@s vamos acortando los intervalos entre intoxicación e intoxicación hasta unirlos, convirtiéndolos en un estado permanente.
El comportamiento demente debido a una noche de juerga, es fácilmente disculpado, pero cuando se prolonga semanas y meses que se convierten en años, se traduce en una actitud permanente condicionada por el cerebro. No podemos pasar por alto el daño del uso prolongado del alcohol, las otras drogas o el juego en el cerebro, ni que produce en él una condición malsana que resulta en hacer caso omiso del pensamiento juicioso o del proceder normal. L@s adict@s no podemos controlar nuestros impulsos; nos falta coordinación mental.