EL PROCESO ADICTIVO Y SU RECUPERACIÓN (VIII)

ABUSO

Se puede decir que abusamos de sustancias adictivas cuando estas pasan a formar parte de nuestra vida, cuando programamos su presencia en determinadas circunstancias o cuando la empezamos a vincular con momentos gratos.
En ocasiones, el uso regular nos lleva a pensar en la sustancia como en una diversión ya que nuestro organismo no manifiesta, al menos durante algún tiempo, efecto molesto alguno. Pero, de una manera sutil, en nuestro cerebro, las estimulaciones del centro de recompensa se inician de forma tal, que es imposible saber el instante en el que damos el paso decisivo hacia el uso adictivo de la sustancia.
En esa etapa, nos ocupamos de generar situaciones de consumo y aunque todavía no sentimos la compulsión por consumir, ya comenzamos a necesitar asegurarnos de tener a mano cuando deseemos la sustancia.
A estas alturas, el relativo éxito producido por nuestra propia estimulación anímica y por la manipulación del entorno para que nadie pueda evitar el consumo, nos confiere una falsa sensación de seguridad en nosotros mismos que con el tiempo se transformará en todo lo contrario. Ya se hace difícil  mantener amigos/as que no consuman, debido a que consideramos que no tienen «aguante» para consumir como nosotros.
 
Los cambios producidos se hacen patentes. Hay cambios en nuestras amistades, horarios, escaso rendimiento académico o laboral, en la vestimenta, y comienzan a aparecer reacciones airadas en cuanto se menciona algún tema relacionado con el consumo. El ritmo del mismo comienza a incrementarse, dependiendo del tipo de droga y sobre todo de los trastornos anímicos (depresión o ansiedad) que padecemos.
La sustancia que usábamos ocasionalmente, ahora se consume de forma regular, debido a un aprendizaje de uso para combatir la apatía, la ansiedad, la tristeza o las incipientes ideas de suicidio. 
AERGI
aer.aergi@gmail.com
943374290/688861551
http://www.asociacionaergi.wix.com/aergi