33. LAS CARAS DEL ALCOHOLISMO (Y IX) LA OBSESIÓN

Por tanto, cuando una persona no puede beber debido a su peculiaridad orgánica, pero no puede dejar de hacerlo debido a su particularidad mental, entonces es IMPOTENTE ANTE EL ALCOHOL. Aceptar esta cuestión sin la más mínima reserva es el primer paso del camino de la rehabilitación alcohólica.

El problema, entonces, no está en una voluntad débil, ni en una falta de moralidad, ni en la incapacidad de resistir la tentación. El problema es una enfermedad de dos caras, más una tercera oculta al exterior, pero que hace y ayuda a tocar fondo, a más alcohólic@s que ninguna de las otras dos: la CARA EMOCIONAL.

En resumen:
       – Una «alergia» física que asegura que una vez que comenzamos a beber no podremos parar.
       – Una obsesión mental, que sin rehabilitación continuará enviando impulsos mentales, cortos pero muy fuertes e insistentes, para tomar la primera copa, y
      – Una FRAGILIDAD E INMADUREZ EMOCIONAL que nos llenarán de una cantidad culpa y remordimiento tan insoportables que nos harán ceder ante el impulso mental.
Estas tres «razones» aseguran una vida absolutamente ingobernable.
Para l@s alcohólic@s lo más importante no es que seamos alérgicos al alcohol, sino la obsesión mental que lleva aparejada esa alergia.
El Dr. Silkworth dijo que «para recuperarse de la obsesión mental es necesario una catarsis mental total». Debemos, por tanto encontrar la manera de conseguirla para evitar estar permanentemente inquiet@s, irritables y descontent@s, sin beber.


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Alcohólic@s y Adict@s en Rehabilitación Gipuzkoa